lunes, 27 de septiembre de 2010

Literatura Anónima

El Mañana Sin Fin
Las faltas ortográficas son la esencia del autor, discúlpenlo.


- Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.-
                                                                           Gil de Biedma.

Les contare algo, algo que me sucedió a mi un día, yo soy un escritor, quizás como tu que lees esto o te lo reciten o que se yo.
A mi edad de 54 años, viví a toda caña mi vida, había amado, me amaron, me destrozaron, me armaron y me deshicieron nuevamente,
no importaba, vivía la vida de un Bukowsky moderno, los pocos amigos que tuve algún día, los perdí hace no se cuanto tiempo,
me tenia a mi solamente, vivía para escribir, caminar, beber y casi nunca... dormir.
Pero no les quiero contar eso, lo mío no es mi vida si no lo que escribí, antes de eso les contare la historia.
Salí de mi casa un 8 de Abril con ganas de visitar un bar de esos que tu no quieres ver, entre, el lugar estaba vacío a excepción del encargado que era también el cantinero.
-¡Una copa de vino!- fue lo que pedí, el tipo me miro y yo le correspondí, me dijo -¿Que hace usted aquí, nadie acude a un lugar donde no se luce ni un buen whiskey en estos días?- sonreí y conteste, - Señor, yo no soy de los que degustan del buen whiskey, para mi solo basta algo de alcohol barato o un vino regular para perder mi razón y despertar en un lugar que nunca conocí-
El hombre extrañado de ver a un tipo de mi personalidad se distancio de mi y solo hablaba para ver si quería mi copa rellenar.
Al cabo de tres o cuatro horas de beber, pague lo que consumí y me largue, no estaba ebrio pero lo deseaba sentir, mire al cielo de las calles de mi ciudad, mire la niebla que cubría los parques, el frío que recorría las avenidas y las luces cambiantes de los semáforos que nadie mas veía, buscaba algo o esperaba que pasara algo, sentía que la noche no podía morir, era algo especial.
A eso de las 2 de la mañana visite la mas poblada y activa parte de la ciudad, jóvenes y alguna poca cantidad de adultos caminaba por allí, me senté en una banca afuera de uno de esas discotheque que ponía música que no entendía, de mi maleta saque una libreta y dibuje, la gente me miraba extasiada al ver un señor de barba y maletín dibujando el paisaje que odiaba, se junto una pequeña multitud al rededor mío y cuando termine de dibujar una mujer se acerco y me dijo - Señor ¿Usted me puede retratar? ¡Le pagare bien!-
consternado acepte, la mujer poso y yo le dibuje.
Fue asombroso lo que paso después, termine y lo mire, era hermoso, era magnifico y me dije a mi mismo "¡Jodido! esta es la historia de Dorian Grey" el dibujo lo vendí a unos cuantos pesos, 50 para ser exactos, la chica me agradeció y al lado mío se sentó, ella me quiso sacar un tema para conversar, platicamos de varias cosas como 30 minutos y yo tan cruel como siempre me largue.
De camino a mi hogar una idea me broto, sentía que tenia que escribir, saque mi libreta de mi maleta y me puse a escribir,
la idea fluyo como el agua de una cascada, las letras brotaron como si fuese su destino nacer, el escrito, si me permiten alardear,
fue el mayor tesoro que había escrito.
Llegue a mi casa y dormí, desperté al día siguiente, mire al techo de mi habitación, estaba pintado de un violeta incandescente muy raro para mi, mire mi ventana y la calle era de noche, saque mi reloj de bolsillo y mire las 2:27 P.M.
Pero el cielo era de noche, salí de mi casa, y camine, fue raro, pues por la calle mas transitada no había nadie, los restaurantes, negocios y demás estaban vacíos, fue entonce cuando dije -¡DIOS MIO!-
y me alarme. saque mi reloj de bolsillo otra vez y marcaba las 2:15 P.M.
Todo era bizarro, corrí a mi casa y busque mi maletín, saque mis escritos, todos estaban en blanco, no eran hojas vacías, me pregunte -¿Como 200 paginas de letras y 140 de dibujos desaparecen así nada mas?-  hojee y hojee desesperado al ver que nada aparecía hasta que encontré que las únicas paginas que estaban eran las ultimas que escribí, asustado las leí, era magnifico y llore,
salí a caminar aun que no había nadie, tuve la idea de ir al bar que el día anterior visite, al entrar fue mi asombro, que todo estaba igual,
las sillas malgastadas, las mesas rayadas y los muros sucios y también mire al que fue mi esperanza de saber que era lo que sucedía, al cantinero gerente del lugar, corrí hacia el, pregunte- ¡Señor llámeme loco que eso seria mejor! ¿Pero que sucede aquí?-
El tipo me miro igual y contesto con esta pregunta - ¿Que le serviré mi buen señor?-
-¡¿ Que coño ocurre aquí?!- grite desesperado pero el hombre contesto -¿Que le sirvo mi buen señor?-
resignado pedí una copa del vino que un día antes tome, el cantinero me sirvió y una vez mas pregunte mas calmado -Amigo mío no se que ocurre aquí, las calles cambiaron, el cielo hasta el cuarto de mi habitación ¿Que ocurre aquí?-
El tipo me miro fríamente, tanto que dolía hasta el alma pero por fin me contesto -Señor, señor, señor... todo lo que usted ve, usted lo creo, somos su mente y su fin y digo somos porque somos usted, yo y las calles mi amigo, se ha perdido, no encuentra nada porque no lo hay, no es nadie en este lugar, todo su ser nunca fue, puede creer que esto es un sueño o algo así, mas, déjeme decirle que en este sitio no hay dioses ni diablos, ni budas ni karma, nada se rige, nada se manda, nada se disfruta, su conciencia es usted, todo lo que dejo abandonado ya es nada, no hay música ni amor, no hay nada mi señor, solo somos usted... yo y este lugar... pero agradezca, que aun usted puede escribir y jamás morir.
Los huesos se me doblaron, todo lo que conocía murió o desapareció, solo tenia este bizarro mundo, el vino y mi escritura...

Paso el tiempo y los años también, no tengo idea de cuantos pues ya no pude envejecer,
mi reloj de bolsillo, mi maletín, mi puto poema fue lo que me quedo, varias veces trate de huir, de correr y hasta morir,
pero el lugar nunca me dejo salir, no estaba en ningún sitio, solo estaba aquí, muchas veces pensé que estaba muerto,
pero me sentía tan vivo como desde el día en que nací...
Hasta hoy sigo aquí, mande una botella por el drenaje para ver si esta si podía huir, no se si alguien la consiguió, solo digo,
que la vida es vida, no lo que encuentro aquí, es peor que el infierno pues lo único material que tengo es a mi amigo Andrés, cantinero del bar llamado "El mañana sin fin" y mi reloj de bolsillo que desde hace un tiempo solo marca las 2:27 P.M. y las 2:15 P.M. del día 8 de Abril.






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